Varias versiones han evolucionado a lo largo de los años.
Internet ofrece la posibilidad de digitalizar el stock o de trabajar por encargo sin necesidad de disponer de una tienda física donde poder enseñar las prendas confeccionadas – si se trata de moda.Es la red la ciudad y la página web la tienda física donde todo debe estar ordenado y diseñado para que, una vez que el usuario entra, no quiera marcharse y se pase el tiempo suficiente como para poder realizar algún pedido. Esto es uno de los puntos más importantes para que una tienda de moda online funcione. Palabras como usabilidad e intuición se vuelven fundamentales una vez que el futuro cliente ha abierto la puerta de la tienda y ha hecho sonar la campana que advierte que hay alguien dentro.
Se trata de crear una experiencia de compra que sea perfecta en cada una de sus etapas, desde el momento en el que el usuario siente la curiosidad por entrar en la tienda. Aquí, la situación es muy distinta a la del mundo offline, ya que las calles de la realidad están muchísimo más delimitadas que las del mundo virtual. En este sentido, campañas en redes sociales como Facebook o Instagram están funcionando muy bien en el sector de la moda ya que cada vez se navega también más a través del teléfono. El primer contacto con el usuario, por ende, es fundamental. Tras este, los siguientes deben ser exactamente igual de importantes hasta después de la compra porque el objetivo es la repetición, la fidelización y la recomendación a otros usuarios.
Este tipo de tiendas insignias cumplen el objetivo de crear un vínculo más fuerte con la marca en un espacio dedicado por entero a que la persona interactúe y busque lo que le interese, ya que se suele contar con todo el catálogo de productos. De hecho, este tipo de tiendas no están encaminadas a vender, sino, más bien, a darse a conocer, como parte de la experiencia. Quizá saltando de las difuminadas calles virtuales para aterrizar en una física y conquistar a los futuros compradores online.